Desatarse de la hipoteca

La tregua

Lucas Haurie 28/08/2017

La ventana de fichajes sigue abierta, luego el Sevilla podría obtener otro beneficio, más allá de los puntos que contribuyó a sumar en la tabla con la ayuda decisiva de Sergio Rico, por el soberbio taconazo de Ganso: ofreciéndolo en cesión gratuita y corriendo con los gastos del 97% de su sueldo, a lo mejor algún entrenador bobo –hay más que botellines– se lo lleva y permite, además del modesto ahorro, liberar una ficha de extracomunitario. En Economía, también a esto se denomina una “oportunidad de mercado”, que no sólo significa comprar cuando el precio de algo ha bajado circunstancialmente sino también aprovechar una coyuntura puntual (el vídeo del golazo, verbigracia) para colocar una mercancía averiada. Porque ningún observador con un mínimo de raciocinio que viera el Getafe-Sevilla albergará ya dudas sobre la imposibilidad de que Paulo Henrique Chagas de Lima, camino de los 28 años y tras catorce meses entrenándose como un deportista de élite, dispute un partido de alta competición sin provocar vergüenza ajena, por un lado, y un grave riesgo de derrota, por otro. Durante el boom del ladrillo, muchos ciudadanos persistieron en quedarse atados a una hipoteca porque vender a la baja suponía “perder dinero” con respecto al precio de compra. Pero, al contrario, sacarse de encima un lastre siempre es positivo: quien vende “gana dinero” porque se quita un pago mensual de 500, 700 o 1.000 euros. Lo que costó Ganso en su día ya fue, es un mero apunte contable. Es urgente ahorrarse lo que cuesta hoy: sofocones, probablemente puntos y, si es posible, algo de dinero.