Expediente Joaquín

La tregua

Lucas Haurie 02/05/2023

El nombre de Joaquín Sánchez debe manipularse como la nitroglicerina, con sumo cuidado para evitar una explosión porque el portuense ha alcanzado el estatus de leyenda estando todavía en activo. El mito, por definición, es ajeno a las cosas mundanas porque su hábitat es el Olimpo, ese lugar “por-encima-del-bien-y-del-mal”, ambos según el criterio pequeñito de los seres humanos. Un brillante escritor y columnista sevillano, por ejemplo, fue cruelmente alanceado por cuestionar el talento humorístico de Joaquín, lo que no sucede a debeladores de maestros de la comedia como Billy Wilder o Woody Allen. Y sí, resulta que el futbolista profesional debe seguir sometido a la crítica hasta el mismísimo 30 de junio a las 23:59 horas.

La torcedura de la rodilla de Joaquín el sábado en el Camp Nou muestra hasta dónde llega el compromiso del capitán del Betis: se lesionó al intentar defender un centro en su propia área en las postrimerías de un partido decantado. ¿Irreprochable? Desde luego, excepto que los tres días previos al percance, varias idas y vueltas de Los Remedios a La Maestranza, no fueron lo que se dice un dechado de vida sana. Se aducirá, con razón, que muchos jugadores (él mismo en otras ocasiones) disfrutan de la Feria sin lesionarse y que el esguince obedece más al infortunio que a otra cosa. Verdad; y no es menos cierto que la visita al Barcelona no se preparó de la mejor manera.

Ese accidente, sin embargo, no sería más que una fatalidad anecdótica si no estuviese a punto de impedir el último gran hito de la carrera de Joaquín: superar el récord de presencias en Primera división que ostenta Andoni Zubizarreta. No es moco de pavo ni cuesco de colibrí (copyright: Alfonso Ussía), desde luego, pero conviene cuestionarse si un logro individual debe prevalecer sobre el interés deportivo inmediato. No escribo “los intereses del club” porque el Betis sacará en su momento provecho de la plusmarca, si es que se bate, pero es indiscutible que el ‘Expediente Joaquín’, desde el anuncio extemporáneo e inoportuno de su retirada hasta el debate sobre si debe jugar (aunque sea) a la pata coja, es una formidable distracción en este final de temporada trepidante.

Manuel Pellegrini se pronunciará sobre el asunto en la víspera de enfrentarse al Athletic. Inédito contra la Real Sociedad, el viernes anunció el técnico chileno que Joaquín tendría minutos contra el Barcelona, si bien aclaró que pondría siempre por delante el beneficio colectivo. El parte médico publicado anoche deja poco margen para el optimismo. Por leve que sea, la dolencia le impedirá rendir en San Mamés, donde su (hipotética) participación sería testimonial. ¿Hay que reservar una ventana de cambios para sacarlo en el descuento? ¿Incluso si el partido está igualado y una carrera de menos compromete el resultado? ¿Vale la pena el riesgo de agravar la lesión? Me resulta complicado que el Ingeniero responda a estas preguntas afirmativamente porque sería supeditar el prurito personal al bien común. Y no parece buena idea echarle un pulso, por otra parte.