Real Beto Balompsoe

La tregua

Lucas Haurie 10/11/2017

Un ciudadano portugués llamado Antonio Alberto Bastos Pimparel, portero del Göztepe SK de Esmirna, fue entre don Manuel y don Haruel el único Beto con cierta relevancia en el Benito Villamarín, pues es fácilmente imaginable que la competencia lingüística de ambos tiranuelos fenezca justo en la linde de la capacidad para distinguir la be de la uve. (Por escasas pulgadas, oyéndolos hablar, me temo que del lado tenebroso de la ignorancia.) El debate sobre Beto o vetos, sin distinción de número ni de grafía, se redujo durante un lustro al instante concreto de cierto penalti lanzado por Nono: ¿Lo tiró desviado el ejecutor o lo desvió el guante del arquero?

Estamos en una nueva-vieja era, sin embargo, y las pautas de comportamiento se repiten con la exactitud de los ciclos estacionales. Cuando el palco lo habita unos de esos pobres hombres que sólo puede espantar complejos presumiendo de dinero (menos lobos, Subvencioncita), se comienza a combatir la crítica periodística a golpe de veto. Ahora así escrito, de nuevo. Y no es Muchodeporte el primero que lo sufre, aunque sí lo padecemos en su versión Premium después de a que muchos compañeros se lo hayan infligido en la modalidad Flat Rate: diarios deportivos, de información general, locales y nacionales, radios, agencias, alguna televisora… muchos han soportado la embestida de una política de comunicación demencial, escrito sea el adjetivo sin ninguna connotación psiquiátrica.

Pues aquí seguimos, o sea, y seguiremos cuando este caudillo sea execrado por quienes ahora lo jalean.