Borja Iglesias, magnífico portero del Newcastle portugués: estoy harto de verlo jugar

La tregua

Lucas Haurie 04/06/2018

Hace un par de domingos, como culminación de un fin de semana apoteósico, caí por descuido en un partido de la penúltima jornada de Segunda. Ni siquiera la obligación de servir puntualmente las crónicas de todos los partidos caseros del Sevilla Atlético me habían empujado a infligirme el suplicio de soportar un solo segundo, en todo el curso, de eso que los locutores denominaban “espectáculo” con un entusiasmo digno de mejor causa. Marcó un magnífico gol, en el ratito que tardé en sintonizar otro canal, un delantero grandote llamado Borja Iglesias y la siempre provechosa entente de la curiosidad con el aburrimiento –acababa de empezar a llover sobre Roland Garros– me llevó días después a buscar su ficha en Wikipedia. Supongo que eso me convirtió inmediatamente un especialista en la “categoría de plata”, denominación maravillosamente añeja, igual que la sonoridad de dos apellidos extranjeros y la disposición precoz de una antena parabólica en casa me valió durante los primeros años de mi carrera una (lucrativa) reputación de analista del balompié internacional. La verdad es que ahora no me acuerdo en qué equipo juega Borja Iglesias ni sabría nombrar a cinco futbolistas titulares del Liverpool. El gran teatro del mundo, que habrían descrito los maestros del Siglo de Oro.

Les cuento esto a propósito del periodo apasionante que, durante el mes de junio, abrimos con ese carrusel de nombres que aquí dimos en sistematizar, cuando éramos un medio divertido, en la celebrada sección “Serpiente de verano”. Yo admiro con fervor, o sea, la impostura de quienes aún se toman en serio la disección técnico-táctica de cuando nombre es relacionado con el Betis o con el Sevilla, ignorando la triste realidad de estos tiempos de todo-a-un-click: “Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”, vaticinó Santos Discépolo hace más de tres cuartos de siglo. ¡Como si el lector no supiese dónde encontrar esos datos ofrecidos presuntamente avaladores de la sapiencia! Porque, en verdad, no salen las cuentas. ¿Cuántas horas tiene la semana de quien ha visto a Das Bost marcar goles en Portugal y ha escudriñado las basculaciones de Mikel Merino en Inglaterra? ¿En qué horarios juegan el Sporting Clube y el Newcastle? Por lo visto, nunca coinciden con partidos de los equipos sevillanos ni otros importantes de la Liga ni con cada comparecencia de los grandes de Europa ni tampoco con barbacoas u otros compromisos sociales. ¿No será, truhanes, que miráis los números en ceroacero y acudís a youtube para visionar micro-resúmenes de veintisiete segundos? No, no, no… hoy se chupan íntegro el amistoso Marruecos-Eslovaquia que dan en abierto, por si Caparrós o Serra se fijan en Khalid Boutaib, un fino delantero de 31 años que esta temporada ha marcado doce goles para el Malatyaspor turco, un equipo cuyos partidos se diseccionan minuciosamente en todas las redacciones.