Fichaje uno y trino

La tregua

Lucas Haurie 14/02/2021

Un dirigente del fútbol sevillano con varios trienios de palco clasificaba a los fichajes en tres categorías: los buenos, los malos y los sospechosos. Guido Rodríguez se ha enmarcado sucesivamente en cada una de ellas, pues llegó de México con todo lo que eso conlleva en el Betis de la hora (sospechoso), se mimetizó en el tramo final de la pasada temporada con el triste desmoronamiento del proyecto (¿?) de López Catalán y Rubi (malo) y ha roto, de la mano de Pellegrini, en centrocampista imprescindible que honra el apodo de “Chacal” por su fiereza en la resta pero que rara vez mete la pata con el balón en los pies (bueno).

En Villarreal, Guido se cenó a las finas hierbas a Parejo y a su compatriota Foyth para sostener a su equipo en la media hora final, cuando el excesivo rigor –dejémoslo ahí– de Gil Manzano puso en peligro con un penalti agarrado por los pelos la victoria que el Betis iba a lograr con holgura. El argentino, que renquea por una lesión desde Navidad, dejó la imagen de la noche en el tiempo de prolongación, cuando se hincó de hinojos al intentar arrancar su enésima carrera a por un balón dividido. La expresión “dejarlo todo” en el campo no puede representarse mejor que con un tío rodando sobre la yerba porque las piernas no lo obedecen ya.

Es un buen momento para que José Miguel López Catalán saque pecho por sus fichajes de la temporada pasada. Fue a por Guido en enero porque podían soplárselo en verano y pagó una cantidad exigua que, en próximos mercados, estará sujeta a hipotéticas plusvalías. Además, Nabil Fekir abrió con un gol espléndido el marcador de un encuentro en el que, por primera vez en año y medio, se añoraba a Borja Iglesias, que se despereza con cuatro goles en sus cuatro últimas comparecencias. Falló el vicepresidente en su planificación por la mala elección del entrenador, ese Rubi que pasó por Heliópolis como una plaga de peste bubónica. Y a éste, ¿quién se lo trajo? Se está poniendo la temporada del Betis interesante.