Dos entrenadores mosqueados

La tregua

Lucas Haurie 06/07/2021

La calma chicha del mercado sólo obedece a un motivo: son muy pocos los clubes, en la España apenas el Villarreal, legalmente habilitados para incorporar futbolistas. No es sólo un problema económico, pues el dinero (su acuciante falta) está en el origen de esta crisis, sino también ya un problema normativo. Entre sus muchos méritos, Javier Tebas ha logrado terminar con el gasto orgiástico e irresponsable que abocó en la pasada década a docenas de miembros de la Liga a realizar concursos de acreedores. Y ahora, covid o no covid, se resiste a aflojar el dogal porque conoce a sus asociados, esos presidentes manirrotos dispuestos a complacer a sus hinchas más tabernarios con fichajes al peso (existen honrosas excepciones).

En semejante tesitura, los clubes sevillanos fingen flema y prudencia cuando su realidad es que no tiene otra opción que estar parados, como si encierran a alguien con un candado de siete llaves y dice el tío que no sale porque no quiere. No se puede hacer nada, excepto esperar alguna oferta que, como Godot, es posible que jamás llegue y, eso sí, intentar apaciguar a dos entrenadores que no quieren entender la situación. Julen Lopetegui y Manuel Pellegrini son dos de los activos más importantes de Sevilla y Betis, muy especialmente en el caso del chileno, pero ambos andan dolidos por la escasez de refuerzos, con ese ajamiento pueril y egoísta que mustia a los profesionales del fútbol cuando chocan de bruces con la cruda realidad: el mundo gira según sus propias leyes fuera de su burbuja (un poquito patética, no nos engañemos) de 4-3-3 y bloque alto.

Sería sencillo, y hasta popular, reprochar a los presidentes por las promesas incumplidas o, más bien, por su incapacidad para plasmar en su gestión las buenas palabras (ambición, inversión, crecimiento) con las que despidieron a sus entrenadores antes de las vacaciones. Pero, en situaciones así, considero que lo honesto es ponerse de parte de las instituciones. Cada cual con sus particularidades, y es cierto que la situación del Betis es mucho más grave porque no tiene siquiera la opción de vender barato o a pérdida, los clubes sevillanos viven una hora compleja. Lopetegui y Pellegrini tienen la opción de convertirse en parte de la solución o pueden persistir en su berrinche, postura cómoda por cuanto manejarán algún argumento difícilmente cuestionable y siempre encontrarán quien los escuche o jalee. Pero es que el dinero no se puede pintar ni sacar de debajo de las piedras.