muchodeporte.com : Lucas Haurie

Un (todavía y a pesar de todo) sencillo camino a los octavos

La tregua
Lucas Haurie
Lucas Haurie
03/11/2021

Terminando agosto, lo menos que se dijo del grupo del Sevilla en la Champions fue que era “asequible”, eufemismo que emplea el periodismo cuando pretende esconder que un rival vivaquea entre lo “malo” y lo “pésimo”. Consumidas las cuatro primeras jornadas, tenemos claro que el citado epíteto –asequible– fue bastante misericordioso con los representantes de los dos burgos teutónicos y más o menos ajustado para el Lille, quizá el equipo mejor armado de los tres aunque no sea nada del otro jueves. El calendario, eso sí, encerraba la trampa de este doble enfrentamiento con los franceses en su ecuador, al que los dos favoritos llegaron –por sus despistes y su mala cabeza– demasiado necesitados.

La derrota frente a los galos en el Sánchez-Pizjuán, justísima, ha colocado en una situación peliaguda a un Sevilla que encaraba esta primera fase con el propósito, y aun diría con la obligación, de pasar como líder para incrementar las opciones de granjearse una eliminatoria abordable en octavos, donde la supresión de la norma del valor doble de los goles a domicilio proporciona una ventaja adicional a quien juegue la vuelta en casa –el año pasado, siete de los ocho primeros de grupo alcanzaron los cuartos–. El accidentado debut contra el Salzburgo y, sobre todo, el espanto perpetrado en Wolfsburgo empezaron a torcer una ruta que no se ha enderezado contra el Lille.

Sin embargo, los muchos empates registrados mantienen con vida al Sevilla, que depende de sí mismo para continuar en la competición. A pesar de los pesares, conviene recordar, pocas veces será más sencilla la tarea de jugar los octavos de la Champions, que distan a una victoria en Nervión contra ESTOS alemanes y a otro triunfo en Austria. Si el equipo de Lopetegui no es capaz de cumplir semejantes condiciones, convendremos en que habrá firmado un bluf histórico, pues la única vez que los sevillistas dejaron de superar esta fase de grupos fue con Emery en el otoño de 2015, a manos de Manchester City y Juventus, un respeto, y de camino al título en Basilea. Esta hipotética eliminación se emparentaría directamente con el gatillazo del verano de 2010 en la previa ante el Sporting de Braga, catástrofe a la que el entrenador de entonces, Antonio Álvarez, apenas sobrevivió un mes.

La alta competición, en toda su enorme complejidad, tiene no obstante la ventaja de simplificar ciertas cosas. Si el Sevilla gana sus dos próximos partidos de Champions, como dictan su presupuesto y su ambición, llegará a la primavera rearmado físicamente y, es de desear, con la calma recobrada para no deparar otros shows esquizofrénicos como el que dio en la segunda parte contra el Lille. Si no, la cabeza de Monchi deberá ponerse en marcha a toda velocidad para reorientar un proyecto de presupuesto y moral descalabrados, sí, aunque con tremendos retos deportivos por delante… cuya conquista deberá acometer a la par que confecciona un plantel nuevo: entre ventas para financiarse, fines de ciclo cantados y rescisiones abruptas de contratos largos (Papu, Rakitic, el propio Lopetegui…) la cosa habría de asemejarse a una revolución. Ahí está el toro, pues.


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