Maldito sorteo

La tregua

Lucas Haurie 19/01/2024

La clasificación para los cuartos de final había abierto una espita de esperanza en el sevillismo, harto de los ridículos ligueros de su equipo en la primera parte de la temporada, temeroso del descenso y avergonzado por el espectáculo nada edificante de su clase dirigente. Salir airoso de una batalla en el campo de tan competitivo anfitrión, apoyado por una afición volcánica, y desoír las voces tentadoras, un punto cobardonas y bastante acomodaticias, que aconsejaban eso tan absurdo de “centrarse en la Liga”, encerró un indudable mérito. Pese a las bajas, que eran muchas, y al casi nulo tiempo de adaptación de los fichajes invernales, el pase estaba ahí y la final, a dos pasos. “A ver el sorteo”, se decían anhelantes unos a otros en la zona mixta.

Pues el sorteo, malditos sean los bombos y los viernes, fue un bajonazo. Un “peor imposible” de manual. Entre un ramillete de posibles rivales asequibles, de ésos frente a los que no cabe temer demasiado, tocó el segundo de palmarés más granado y el que, en la misma competición, ha eliminado al líder de la Liga. Contemplarlo sobre el campo, con esa intensidad y a esa velocidad supersónica, lleva a admitir que este Sevilla premioso y decadente juega a otro deporte. La comparación presupuestaria mueve a la risa y la de las respectivas salas de trofeo, al llanto.  Además, ¿cómo pretende pensar en jugar una final, una semi siquiera, este equipucho que debería dedicar toda su energía en buscar a tres peores para no bajar?

Sí, desde luego, mejor será abandonar las ensoñaciones estúpidas y bajar a la tierra. Una cosa es eliminar al Fenerbahçe en octavos pero, ¿cómo se atreve ningún sevillista a pensar en cargarse al Manchester United?