Seis puntos y una clasificación copera. Quien apostase, en vísperas de viajar a Bilbao con mil bajas y mohíno por el petardazo de la Champions, que el Sevilla iba a tener semejante botín al cabo de una semana, se habría compuesto un bonito plan de pensiones con las ganancias. Con un fútbol perfectible o, más bien, a pesar de un fútbol en ocasiones pésimo, el equipo de Julen Lopetegui camina entre tropezones hacia la cima y, en su permanente huida hacia adelante, ha atropellado al campeón de Liga. El Atlético tenía argumentos para una remontada en el Sánchez-Pizjuán, de donde se fue finalmente trasquilado por un gol de Ocampos en el penúltimo minuto.
El guion escrito por Julen Lopetegui se cumplió a pedir de boca durante la primera media hora. El Atlético era incapaz de superar la presión alta del Sevilla, con Delaney en el sitio de Fernando y Joan Jordán literalmente en todas partes. Una entrega mala de Koundé, al estilo de las de hace una semana en San Mamés, permitió a Correa intentar el gol que nunca marcó Pelé. Falló por poco. En el primer acercamiento local, el omnipresente Jordán le ganó un salto a Trippier y cedió a Rakitic, que disparó un obús desde veinticinco metros que entró, como diría un clásico, como una exhalación por la misma escuadra. Hay que ser muy optimista para intentar batir a Oblak desde esa distancia. El capitán sevillista mostró tanta osadía como clase en su descomunal chut.
Ese plan perfecto se empezó a torcer cuando Ocampos aspaventó ostensiblemente para alertar sobre la lesión de su compatriota y socio en la derecha Montiel. Pocos minutos después, el lateral tenía que irse y la única opción de Lopetegui era correr a Koundé hacia un costado. De acuerdo. Tenía el vasco a otro central de oficio sobre el césped, Rekik, que podría haberle liberado la banda izquierda a un especialista como Acuña o Augustinsson, ambos en el banquillo. Prefirió el técnico tocar sólo dos puestos en vez de tres y sacar a Gudelj (mediocentro de profesión y no demasiado convincente). En su primera intervención, el serbio se aculó en su área hasta conceder un tiro cómodo a Lemar que Bono desvió con dificultad. En el córner subsiguiente, se despistó en la marca de Felipe, que cabeceó a placer el empate. Darle la baja a un futbolista de escaso nivel es caro, sí; quedárselo por ahorrar unos eurillos y que acabe costando goles en contra es más caro todavía.
La segunda parte, antes de que Lopetegui empezase baile táctico, comenzó con un susto por portería. Diego Carlos tuvo que intervenir para taponar un remate franco de Carrasco y Rakitic le pegó al lateral de la red después de que Rekik, en su última intervención como lateral, le robase la cartera a De Paul y pusiese un peligroso centro atrás. Probó Julen jugar un rato con tres centrales y darle los carriles a Ocampos y Acuña (reaparecido y vuelto a lesionar). Sin consecuencia positiva alguna. Volvió a la línea de cuatro sin que el panorama mejorase para sus chicos, especialmente un Koundé a quien ponían en dificultades Carrasco y Joao Félix. Dentro del cuarto de hora final, el Sevilla estaba poco menos que atrincherado y sin salida ni capacidad para amenazar. Como cuando va ganando por la mínima, llovían balones sobre el área de Bono que, eso sí, no había tenido que hacer ni una parada de compromiso.
Con el Cholo, que es perro viejo, firmando las tablas, el Sevilla debió preguntarse que por qué no había de probar suerte en una acometida final. Tiró un par de córneres sobre el área colchonera hasta que Delaney despegó para cabecear al larguero, el felino Koundé le ganó el rebote a Cunha con un toque acrobático y su desvio lo empaló Ocampos con violencia para doblar las manos de Oblak. Éxtasis en Nervión, desde luego, pero quedaba un largo descuento para sufrir un avieso centro-chut al travesaño de Joao Félix y para que el árbitro alargase la agonía hasta el minuto 98 porque el autor del 2-1, mareado, hubo de ser evacuado en camilla. A pedazos y en repliegue disperso como el ejército napoleónico de vuelta de la campaña rusa, el Sevilla sigue asentado en la segunda plaza. Estos tíos son para comérselos.
Sevilla FC (2): Bono; Montiel (Gudelj, minuto 29), Koundé, Diego Carlos, Rekik; Delaney, Joan Jordán (Acuña, minuto 53 (Augustinsson, minuto 84)); Ocampos, Rakitic, Papu Gómez (Munir, minuto 84); e Iván Romero (Rafa Mir, minuto 53).
At. Madrid (1): Oblak; Trippier, Felipe, Kondogbia, Hermoso, Carrasco; Llorente (De Paul, minuto 40), Koke, Lemar; Correa (Joao Félix, minuto 46) y Luis Suárez (Cunha, minuto 57).
Goles: 1-0, minuto 7: Rakitic. 1-1, minuto 33: Felipe. 2-1, minuto 88: Ocampos.
Árbitro: De Burgos Bengoetxea, vasco. Amarillas para Rekik, Papu Gómez, Montiel, Cunha y a uno de los asistentes de Lopetegui.
Sigue viendo puerta y pone un alma que contagia.
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