Setién, ¿verdad o mentira?

Zona mixta

Rafael Pineda 01/10/2017

Debe estar contento Quique Setién con el empate obtenido en Anoeta. El técnico cántabro, que levita por encima del resultado, habrá quedado prendado de cómo juega su equipo, de la extraordinaria dimensión de Fabián, del momento de Joaquín, de la velocidad y definición de Sergio León o del saber estar de Guardado. Poco hay que reprochar a un entrenador que tiene al Betis en los puestos altos de la clasificación. Sin duda, o al menos para mí, lo más importante de todo este invento que se basa en competir para ganar partidos. Sin embargo, hay algo que debe analizarse en el juego del Betis. El empate ante una Real Sociedad con un sistema defensivo demencial invita a pensar que si el conjunto heliopolitano mejorara en algunos aspectos en defensa podríamos atisbar una fantástica temporada en verdiblanco. Si bien es cierto que la ausencia por lesión de Javi García penalizó al débil sistema bético en el tramo final del frenético choque en San Sebastián, no es de recibo dejarse dos puntos después del golazo de Sergio León, que supuso el 3-4.

Meter cuatro goles fuera de casa para obtener solo una igualada deja un mal sabor de boca. Espero que Setién profundice en esta reflexión para conformar un Betis más fuerte, menos vulnerable, con posibilidades de hacerse grande. No siempre te puedes defender con el balón y el proceso de crecimiento del equipo invita a trabajar en todas las facetas de este deporte. No solo del toque se vive en el fútbol. Once goles en contra son demasiados para quien desea vivir en las alturas. Por más que el estilo y la propuesta enamoren, siempre es necesaria la autocrítica. Sin renunciar a su estilo, no vendría mal un poco de flexibilidad para dotar de más competitividad a este Betis que tan buena pinta tiene. El buen hacer y la magia de Serra están obrando un esperanzador cambio en el Betis, tan maltratado por sus dirigentes en el aspecto deportivo en las últimas temporadas.