Un Sevilla apestoso

Zona mixta

Rafael Pineda 28/04/2019

Lo curioso del asunto es que todos los sevillistas sabían lo que iba a ocurrir en Girona. Lo asombroso, quizás, es que ninguno ha podido evitar el monumental cabreo que supuso ver al Sevilla hincar la rodilla como un pelele ante el cuadro catalán. ¿De verdad un aspirante a la cuarta plaza puede perpetrar un partido tan lamentable? ¿De verdad Caparrós no será nunca capaz de dar el salto para que el Sevilla pelee por la Champions? ¿Por qué regaló el Sevilla el partido de esta forma para darle un disgusto gigante a su gente? ¿Cómo es posible que el equipo, después de hacer cinco goles el pasado jueves, se desplome de esta forma tres días después? Qué manera de regalar la cuarta plaza. Qué increíble falta de inteligencia para meterle mano a un equipo muerto. ¿De verdad nadie dijo en ese vestuario que el Valencia había perdido? ¿Por qué ha hecho el Sevilla dos partidos tan lamentables frente a Getafe y Girona? ¿Por qué no creyó nunca en sus posibilidades en una cita clave? ¿Por qué esa ausencia de vigor físico? ¿Por qué esa forma de encarar el partido metido atrás, aculado, sin meterle presión a un rival acabado? ¿Por qué otra vez este ridículo jugándose la Champions en Montilivi como en Getafe, Huesca, Villarreal, Praga o Barcelona? Desde el 27 de octubre no ganaba el Girona en su estadio (cinco empates y seis derrotas). ¿Por qué, en definitiva, este nuevo petardazo?

Mudo, te quería, pero no puedo mantener ese amor eterno. Es el momento del adiós. Te tendré en mi memoria siempre. Se acabó. Monchi, por favor, arregla esto. Coloca a más de la mitad de la plantilla confeccionada por Caparrós, da la gracias a Banega y haz un equipo nuevo. Que de verdad pelee por la Champions, que pueda perder partidos sin que cada derrota sea un rejón para sus aficionados. Un equipo que sea capaz de alcanzar la clasificación para la Champions en temporadas como ésta, donde los rivales han dado cancha con una campaña más que irregular. Un nuevo tiempo donde la mediocridad y los planteamientos de campos de albero queden definitivamente apartados para que, de nuevo, brille la grandeza de Turín, Varsovia, Basilea, Manchester o Munich. Un Sevilla fiable, que gane, y que cuando pierda no lo haga de este forma. Tan blandengue, tan apestosa…